El text que trobareu a continuació es va publicar sense signar en un opuscle titulat 25 Aniversario. Federación Española de Tenis de Mesa 1942-1967, editat a Madrid el 1969.
Expressions com «Guerra de Liberación» o «las características de nuestra raza» corresponen al llenguatge típic d'una ideologia molt concreta que imperava en aquella època.
Ens ha semblat interessant reproduir-lo —entre altres motius— per las referències a la pràctica ja «semioficial» del tennis de taula a Barcelona a l'any 1934 i a la constitució d'una Federació Catalana de Ping-Pong el febrer de 1935.
EL TENIS DE MESA EN POCAS LÍNEAS
Vamos a hacer en estas líneas un poco de historia del tenis de mesa en sus veinticinco años. No será un estudio exhaustivo, lleno de datos, que solamente interesan a los técnicos profundos, los cuales, además, conocen sobradamente el desarrollo de nuestro deporte en el curso de estos cinco lustros. Queremos hacer un relato a grandes rasgos, que contenga lo fundamental y que —es nuestro ferviente deseo— llegue a interesar a los recién llegados y a las personas no relacionadas por completo con el Tenis de Mesa.
En primer lugar, a la par que hacemos la advertencia de que únicamente daremos algunos nombres, pocos, pues siempre, a pesar de nuestra buena intención olvidaríamos alguno y, por otra parte, habrá pioneros del tenis de mesa en muchos sitios, donde, por falta de archivos o por alejamiento de personas que no lograron encontrar continuadores de sus desvelos, queremos hacer constar en primer lugar, repetimos, nuestro más vivo agradecimiento y el cariñoso reconocimiento a todos los que con su esfuerzo y abnegación han hecho posible que la Federación Española pueda celebrar sus Bodas de Plata.
El tenis de mesa comenzó a practicarse, de forma semioficial, en Barcelona, en el año 1934. Y destacamos esta ciudad por ser donde existen datos más concretos, aunque posiblemente haya otros puntos en la geografía española donde también hubo adelantados del entonces ping pong considerado ya como deporte.
En el año 1935 se produce un hecho destacable con la llegada a España del excampeón del mundo, Víctor Barna. Durante algún tiempo estuvo en Barcelona y posteriormente residió en Madrid. La labor realizada impulsó y contribuyó eficazmente a la práctica del tenis de mesa como deporte organizado. En la Ciudad Condal se crearon los clubs De 7 a 9 y Tívoli dedicados especialmente a este deporte. En Madrid lo protegió, y ayudó eficazmente a su difusión, Don Valentín García Quijano, en cuyos locales se albergaban los clubs madrileños, al mismo tiempo que organizaba competiciones entre ellos.
Poco después se crearon oficialmente las Federaciones Regionales de Cataluña y Castilla, que tuvieron una vida breve debido al comienzo del Movimiento Nacional. En esa primera etapa federativa no llegaron a disputarse competiciones entre jugadores de ambas Federaciones. Los jugadores entonces considerados figuras fueron Llobet, Serra y Nomen, integrantes del Club de 7 a 9, y sus rivales Petit, Gil, Capdevila y Brugada, que formaban en las filas del Tívoli, en la capital barcelonesa, y Pérez de Molpeceres y Fernández, en Madrid.
Tras el paréntesis de la Guerra de Liberación, en 1942 se constituyó en Barcelona la Federación Española de Tenis de Mesa. Su primer Presidente fue Don Andrés Arch Mila quien, hasta su fallecimiento, en 1947, ostentó dicho cargo.
Aunque en Barcelona funcionó con anterioridad una organización directiva de carácter oficial, es también en ese año de 1942 cuando se crea la Federación Catalana. A finales del mismo vuelve a funcionar la Federación Castellana y se crea la Federación Regional Balear.
En 1943 se disputó en Barcelona el I Campeonato de España, cuyos títulos individuales se adjudicaron Pagés y la señorita C. Morey, mientras que el Tívoli se alzaba con el triunfo por equipos en sus categorías femenina y masculina.
Por esas fechas se celebraron los primeros contactos internacionales, enfrentándose el equipo masculino español a los representantes de Eslovaquia (separada en aquella época de los checos y considerada nación independiente).
Los eslovacos, como todos los centroeuropeos, ya destacaban entonces y lograron la victoria.
Por los años 50, el tenis de mesa se organizó oficialmente por la geografía española y se fueron creando nuevas Federaciones Regionales y ya en 1960 las existentes eran las siguientes: Catalana, Castellana, Baleares, Guipuzcoana, Andaluza, Gallega, Montañesa, Aragonesa, Vizcaína, Canaria, Valenciana, Asturiana y Vallisoletana.
En 1961, y siguiendo la recomendación de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes, estas Regionales se transformaron en Federaciones Provinciales, con lo cual, al ser más limitado el campo de acción de éstas, se esperaba que su labor fuera, como así resultó, más eficaz. Aunque ello tenía la contrapartida de que era necesario encontrar más elementos directivos, lo cual no es tarea fácil.
La medida contribuyó a una mayor expansión del tenis de mesa, como lo prueba el hecho de que en la temporada 1967-1968 se registró un número de 3002 licencias de jugador, contra 1058 en la de 1957-1958, lo que representa un porcentaje, muy elevado en el aumento de jugadores federados. Aunque estas cifras son elocuentes, debemos reconocer que el número de practicantes es bajo y hay que intentar elevarlo para que podamos tener una masa de jugadores de la que salgan las figuras necesarias para poder lograr un puesto destacado en el concierto europeo, lo que no sería difícil, ya que las características de nuestra raza se prestan a la práctica del tenis de mesa.
A partir de 1943, el Campeonato de España, que se jugaba en las distintas modalidades del tenis de mesa (individual, dobles y por equipos, en sus categorías masculina y femenina), era la única competición de tipo nacional y se disputaba por el sistema de concentración de los participantes en una localidad, la cual variaba cada temporada, con el fin de que las pruebas sirvieran de aliciente a los aficionados de la Federación organizadora. Ello siempre significaba un contacto interregional, con lo que los jugadores de provincias de nivel técnico más bajo tenían la ocasión de enfrentarse a las primeras figuras y mejorar su nivel de juego. Sin embargo, la Federación Española estimó que era conveniente una mayor frecuencia en este tipo de competiciones entre los jugadores de las distintas Federaciones y con este fin se puso en marcha, a partir del año 1961, la Liga Nacional de Equipos de Club, en primera y segunda categoría. La creación de este torneo marcó un sensible aumento en el nivel de juego de las distintas provincias y además se consiguió una mayor difusión de nuestro deporte, aparte de lograr atraer un mayor número de aficionados hacia la competición, hasta el punto de que en algunas localidades los encuentros se han jugado en locales repletos de público... que había pagado su entrada.
La Liga Nacional de Equipos de Club se ha disputado ya en seis ediciones. Las dos primeras se las adjudicó el Club Tívoli, de Barcelona, que parece tener predilección por ser el primero en inscribir su nombre en cualquier competición que se cree y en las cuatro restantes fue el Club de 7 a 9 el que se adjudicó el trofeo. Esto en cuanto a la primera división. En la segunda, el torneo tuvo que ser suspendido en temporadas. El primer triunfo lo logró el Club Vasco de Camping. La última edición, cuya final se disputó en Madrid entre los equipos del Avante, de Cádiz, y el Círculo Mercantil, de Vigo, fue ganada por este último, contra pronóstico.
En los últimos años, y para intentar ir creando esa base amplia y firme que se considera necesaria para una mayor expansión del tenis de mesa, se ha dado un gran empuje a los juveniles, que por el momento ha culminado con la creación del Campeonato de España de la categoría. Además, para procurar darles una enseñanza al día, que influirá en un mayor interés en la práctica de nuestro deporte, está pendiente la contratación de un entrenador extranjero, la labor del cual se dedicará a la busca de valores juveniles que puedan destacar y a la creación de Escuelas de Preparadores que una vez en pleno funcionamiento realizarán una positiva labor en el establecimiento de una base técnica desde los primeros pasos en el Tenis de Mesa de los infantiles y juveniles, con el fin de que de esta cantidad de practicantes debidamente preparados inicialmente surjan las figuras que todos esperamos.
Actualmente están afiliadas a la Federación Española las siguientes Federaciones Provinciales: Alicante, Almería, Asturias, Badajoz, Barcelona, Cádiz, Córdoba, Coruña, Ceuta, Gerona, Granada, Guipúzcoa, Jaén, Huelva, Las Palmas, Madrid, Palma de Mallorca, Palencia, Melilla, Pontevedra, Santa Cruz de Tenerife, Sevilla, Tarragona, Valencia y Valladolid.
La primacía en el tenis de mesa, como en otros deportes, la sigue ostentando Barcelona, con clubs dedicados especialmente a la práctica de este deporte y nutriendo la selección nacional con sus jugadores. Sin embargo, en estas últimas temporadas, la lucha se ha nivelado bastante, y en muchas ocasiones equipos barceloneses han sido vencidos por los de otras provincias, lo cual da un mayor interés a las competiciones. Además, en el campo femenino, la última temporada Madrid ha visto figurar en el conjunto nacional a varias de sus jugadoras, y alguna más ha sido preseleccionada.